viernes, 6 de agosto de 2010

Los 20 minutos más largos de la historia y el autobús de línea


En el sur siempre se dice que los madrileños son unos bordes, tópico contra el que a mi me gusta luchar puesto que aquí he conocido gente digna de una reverencia; aún así, debo decir que a veces la regla se confirma y que cuando el río suena,
algo de agua lleva siempre.
Me encontraba yo en compañía de mi compañera de piso volviendo del centro después de una tarde llena de escaparates y tiendas, cuando ya cansadas de probarnos ropa que no nos podíamos permitir, decidimos –para variar- coger el bus de camino a casa en lugar del metro. Yo dudé al principio; a mi me encanta el metro y creo que es un sistema fácil y mucho más rápido que el autobús. Aún así ella me recriminó que este autobús en concreto tarda menos y que estaremos en casa mucho antes y más cómodas que si cogiéramos el metro.

-Venga P. Ya verás como te gusta!-

Me convenció. Así que sin darle más importancia nos dirigimos hacia la parada del bus, donde ya se podía apreciar una cola de gente esperando. El bus tardó unos 15 minutos en llegar (tiempo que el metro hubiera tardado en recorrer 6 de las 7 paradas que nos separan de casa). Al entrar, todo el mundo se fue al fondo y nos sentamos en los asientos de la parte delantera. No llevaba ni 3 minutos sentada cuando observo a una señora mayor que me mira fijamente con no muy buena cara. Decido no ser paranoica y sigo hablando con mi compi, cuando de repente se oye:

-Desde luego se ve que tienes que ser de aquí para tener educación y cederle el sitio a la gente mayor….parece que hoy en día los jubilados ya nos valemos para nada…-

Cuando oí esto me di la vuelta para ver que todo el mundo de esa zona del bus me miraba a mi fijamente. Si; estaba sentada en un asiento reservado para personas mayores…pero no me di cuenta!. Lentamente me levanto y le cedo el sitio no sin antes llevarme un golpe de bastón en la pierna y otra mala cara. No se vosotros pero yo no oi las gracias.


Con cara de tierra trágame y sintiéndome observada por todo el autobús, nos intentamos camuflar con el resto de la gente andando como podíamos hacia la parte trasera de éste cada vez más llena. Solo pudimos avanzar hasta el hueco de la puerta de salida. Un par de asientos más se quedaron libres pero no tuve las fuerzas para sentarme, no fuera a ser que alguno de aquellos jubilados me atizara de verdad.

Tras un par de paradas más llegamos a la zona de Atocha y la gente se agolpó contra la puerta. Cuando las puertas se abrieron mi compi y yo nos apilamos contra la barandilla mientras la gente iba saliendo a empujones. De repente me percato de una señora que se encuentra detrás nuestra. La miro. Me mira, y entonces me dice:

-¿Pero no vais a bajar?-

-Mmmm….no.-decimos nosotras con cara de ¿es evidente, no?

-Pero bueno!!- gritó la señora- Como se puede tener tan poca vergüenza!! Estar entorpeciendo el paso de la gente que quiere salir…

Mi amiga y yo no sabíamos como reaccionar. Todo el autobús estaba mirándonos y esa señora no paraba de gritar lo malas personas que éramos. Tras todo esto, me dio un empujón, me quitó de en medio y se fue, todavía gritando mientras andaba.

Yo no sabía donde meterme. Mi amiga se reía y la gente nos miraba. Acababan de decirme sinvergüenza por segunda vez en quince minutos en el mismo autobús.

Nos pusimos en marcha de nuevo. Yo, ya mas enfadada que otra cosa y queriendo matar a mi amiga por hacerme subir al maldito autobús cuando paramos en otro sitio. Para que no me gritaran más, y para dejar que la gente pudiera salir, me bajé del bus, dejo que la gente saliera y me volví a subir, cuando de repente observo que todo el pasaje se encuentra mirándome de nuevo en silencio.




-Y ahora QUE???- pensé.





-¿SEÑORITA?¿señorita?-

Era el conductor del autobús. Lo miré con cara de –y ahora que co*o quieres?-

-Perdone pero la entrada es por aquí delante. No se qué le habrán enseñado pero en Madrid el autobús se paga. ¿O es que tiene usted más derecho que nadie a viajar gratis?-



No podía creérmelo. Ni siquiera sabía qué decir.



-Vamos; no nos vamos a ir hasta que baje o pague su billete. La he visto colarse por la puerta de atrás.




Fue exactamente en este momento cuando exploté.



-Mire usted-empecé sin preocuparme por mi nivel de decibelios.-He pagado mi billete una de las primeras, me han puteado por no ceder un sitio, luego cuando me he kedado de pie, me han gritado y me han empujado, y ahora que he bajado dos segundos para que la gente pudiera salir, usted me dice que no he pagado. La mitad de este bus me ha visto aquí dentro desde el principio, pero está visto que la gente aquí prefiere escupirte a decir que es cierto, así que si usted quiere que pague, aquí está mi abono, pero podría fijarse mejor, ya que dice que ve tan bien.



El bus entero se quedó en silencio.


Demasiado tiempo. De repente una vocecita se oyó a mis espaldas;

-Si, yo las he visto. Llevan aquí desde Sol.

Eso pareció ser suficiente para proseguir el camino.



Balance del peor viaje en autobús de línea de la historia:

Duranción: 20 minutos

Reyertas: 3

Agresiones físicas: 2

Gente queriendo acabar con tu existencia: 57

Gente riéndose de ti: 1

Tiempo extra del trayecto supuestamente por tu culpa: 15 minutos.

Veces que volveré a subir: 0



P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario