jueves, 26 de agosto de 2010

MADRID EN HUELGA

Hoy es Lunes, y yo cobro. Ya era hora. Hoy, todos mis esfuerzos y todas mis penas dejándome atacar por jubilados, extranjeros y no tan extranjeros se verán recompensados, BIEN! Solo tengo que ir a la oficina a recoger el cheque. Como es mi primer día de descanso en semanas, ya que hoy no trabajo me lo voy a tomar con calma; voy a dormir un par de horas más de la cuenta, voy a darme una ducha larga, a ponerme guapa y después de cobrar el cheque iré a comer con una amiga para celebrarlo.

10.00h. Ducha, desayuno y musiquita en casa para empezar bien la semana. Encima hace un solecito muy rico...que buena semana me espera!

11.00h. Tras una hora arreglándome frente al espejo estoy francamente bien. Lo llevo todo en el bolso? Mmmmmm si, cartera, llaves, ipod medio roto, abono de metro, movil....perfecto! Vamonos!

11.15h. Mmmmm....hay mucha gente por la calle, que raro....quiero decir que hay más gente de lo que normalmente suele haber....supongo que es porque a estas horas yo siempre estoy trabajando...en fin....

-Señorita, disculpe- me dice un hombre vestido de guardia de seguridad.
-¿Cómo?- contesto yo apagándo el ipod extrañada.
-Si verá, es que no se puede pasar. Hay huelga de metro.
-Ah...ya veo. Bueno, perdone.


Parece que ahí está el motivo por el cual hay tanta gente por la calle; el metro está en huelga general. Bueno...pues vamos a ver qué autobus tengo que coger para llegar a la oficina. Mmmmmm...realmente esto no está muy claro, vamos a ver...si cojo el 56 me lleva a.....claro y de ahí tengo que coger el....un momento, no, este me deja en la otra punta....uf! esto parece un sudoku!

11.50h. Bien, después de preguntarle a 3 señoras, un kioskero y un chófer de bus, creo que se lo que tengo que hacer. Tengo que coger un bus hasta plaza de Manuel Becerra y de alli coger uno que me lleve hasta Princesa; y de ahí andar hasta mi oficina unos 15 minutos. Ok.

12.20h. Esto es cachondeo, no?? Han pasado 4 autobuses iguales. Todos me llevan a Manuel Becerra y no he podido coger ninguno! en dos de ellos no he podido subir porque la gente me ha atropellado -literalmente- y no me han dejado subir, y los otros dos nisiquieran han parado. Parece que coger un bus en estas circunstancias no va a resultar tan fácil como yo pensaba...

12.30h. Aquí viene otro, este no se me escapa. Llevo esperando aquí más tiempo que nadie y no pienso dejar que me pisotee nadie mas. Una, dos, y.... OIGA!! una señora con bastón directamente me ha empujado y ha pasado delante de mi!! Esto es la jungla! Muy bien!! SE ACABO!!

Tras pisotear a varias personas y aguantar los gritos de otras tantas, he conseguido meterme en el bus en el último momento, con el codo de un tío en la boca y la mejilla aplastada contra el cristal, pero lo he conseguido! estoy dentro!!

12.50h. Manuel Becerra. Cuando las puertas del bus se han abierto, el vehiculo nos ha "escupido" literalmente fuera de él. Creo que además me he traido conmigo un manojo de pelos de una señora a la que me he agarrado para no caerme y un gramo de caspa del hombre que había a mi otro lado, pero ya he conseguido llegar. Vamos por el siguiente.

13.00h. He conseguido meterme en este sin problemas y aunque mis pies no tocan el suelo en este momento, ya estoy de camino. Mi cheque está cada vez más cerca. Como puedo, saco mi movil del bolso y llamo a mi amiga para decirle que llegaré un poco tarde a comer. Sin querer, golpeo a una muchacha en la cara con el codo al intentar meter el movil de nuevo en el bolso....así no se puede vivir!

13.15h. Momento de tensión en el autobús. Una muchacha se dispone a levantarse de su asiento para bajarse. Miradas cómplices. De fondo puede oírse la música del National Geographic y la chica, al verse acechada por unas 7 personas -entre ellas yo- se empieza a acobardar. Lentamente, me voy abriendo paso hasta su asiento. No pienso dejar que mi presa se escape; pero hay que tener cuidado...cada vez hay más gente que se da cuenta de que un sitio va a quedarse libre. Ademas no es un sitio cualquiera. Es un asiento junto a la ventana, en la parte que da a la sombra y justo debajo del aire acondicionado. Era EL SITIO. Observo como la chica duda, pero al final da la alarma y toca la señal de parada. A partir de aquí solo tendré un par de segundos para distinguirme del resto y obtener el preciado asiento. Una......Dos.....Tres!!! La chica se levanta y yo salto por encime de la cabeza de un señor con sombrero que se asusta al verme dar semejante pirueta en medio de tanta gente. Paso a uno, paso a otro, bloqueo el intento de un tercero  y.....VICTORIA!!! El sitio era mío a pesar de la mirada asesina de los otros 6 concursantes que, frustrados, intentan seguir respirando entre la multitud mientras yo me acomodo en mi preciado asiento...toda una victoria bien merecida para P.

13.35h. Quedan menos de 30 minutos para que mi oficina cierre y esto no parece moverse mucho. Llevo 35 minutos dentro de un autobus que debería durar 20 y estamos en medio de un atasco. No lo voy a conseguir, y la mejor parte es que por la tarde están cerrados. Si no llego a mi oficina antes de las dos todo el trabajo y la batalla de hoy no habrá servido para nada. El bus se mueve. Ya estamos cerca...me pregunto si tardaría menos si bajo y corro todo el camino que queda cuesta arriba. Me siento observada. La gente sabe que pronto dejaré mi sitio y quieren cogerlo. Mi tesoro. Lo hago, toco la campana y me levanto con el tiempo justo de coger el bolso antes de que una señora con un trasero del tamaño de Hong Kong se siente sobre el, y entre empujones y pisotones salgo del autbús para echar a correr. Corro mucho y cuesta arriba; corro hasta no poder respirar. Definitivamente hoy no era un buen día para llevar tacones. Corro más y más hasta que de lejos veo el cartel de mi ETT quenoesunaETT. Cruzo la carretera jugandome la vida, bordeo un perro que me ladra, ya nisiquiera sé si llevo el Ipod o me lo he dejado en el camino pero me da igual, abro el portal, subo las escaleras, y sin aliento llamo al timbre......





.....y nadie abre.





14.05h. He llegado tarde. 



Tras expulsar el resto de mis intestinos por la boca del sofoco y sentarme un rato en las escaleras para recuperar el aliento me convenzo a mi misma de que no es tan malo. Al menos he vivido la experiencia de Madrid en huelga. Hoy estaremos en todas las televisones y yo puedo contar que he sido víctima del sistema. No es para tanto. De hecho, me voy a volver a casa andando y disfrutando del clima de Madrid.



Salgo a la calle para respirar un poco de aire fresco de ciudad, mucho más positiva que antes, para encontrarme con otro atasco monumental y un montón de coches pitando. El alma se me cae al suelo al ver el infierno de automóviles...menudo día de mi***a!!! en fin, volveré mañana a por mi cheque cuando la cosa se calme.

En ese momento me cruzé con el portero del edificio que entraba.


-Vaya día, eh? menudo lío con la huelga.
-Pues si-dije yo asintiendo- pero bueno, así promovemos el deporte porque yo me vuelvo a casa andando, ya volveré mañana.
-Espero que tenga unos buenos zapatos -me contestó. -Porque acaban de decir por la radio que la huelga durará hasta pasado mañana!-



¿PASADO MAÑANA? Mierda.

Bueno, creo que por si acaso, en lugar de volver a casa voy a comprarme unos buenos tenis de correr.


P.

martes, 24 de agosto de 2010

La batalla de los Cines Callao (o como dar algo gratis puede resultar peligroso)


Siguiendo con mi trabajo como imagen del Centenario de Gran Vía, mi jefa acaba de transmitirme que hoy me trasladan a otro emplazamiento de la ciudad de Madrid. De hecho, el emplazamiento está muy lejos de ser normal, puesto que si antes me encontraba en plena Gran Vía ahora me han trasladado a mí y a mi puestecito de llaveros al "main center" de la plaza del Callao: los cines Callao. Por lo visto el ayuntamiento de Madrid está celebrando unas jornadas de cine clasico gratuitas con motivo del centenario.


Si, gratuitas.


Esta fue la palabra que me heló la sangre; porque por si no fuera ya bastante el hecho de intentar defender una minúscula mesa llena de llaveros y lapicitos sin que nadie se lleve nada, ahora tengo que hacerlo en un lugar donde la gente entra gratis. Eso en la capital significa miles de personas pegandose tortas por coger algo sin soltar ni un duro y empujandose para conseguir un asiento en algo para lo que probablemente nunca hubieran considerado pagar.

Y en el centro de todo ese hervidero: yo con mi disfraz de cucaracha.

Me dijeron que tenía que estar alli sobre las 6 y que tendría que quedarme hasta las 10 más o menos que es cuando la película de turno terminaría. Tendría que hacer esto durante 5 lunes seguidos hasta que el "festival" se diera por concluído. Al llegar, los trabajadores del cine me reciben con sonrisas y me enseñan las instalaciones. Esto, debo decir, es la parte que más me gusta de este trabajo puesto que puedo ver cosas que la gente normal no podría. Los cines Callao son fascinantes por dentro y un edificio histórico memorable y nada comparable a los multitudinarios Yelmo y cosas así que aunque muy prácticos, en mi opinión le quitan al cine ese aire de lugar mágico que solia tener y que este edificio todavía conserva.

Justo frente a la entrada, un escritorio de oficina con 4 cajas enormes detrás. Porsupuesto, me tocaba montar el chiringuito antes de que la multitud apareciera en escena, así que me puse a ello. Nada más abrir las cajas y empezar a poner cosas encima, me di cuenta de que esta mesa era ligeramente más pequeña que la que yo solía tener y de que me habían enviado bastantes más articulos para la venta. Yo era consciente de que mis horas invertidas jugando al tetris algún día darían su fruto y mientras encajaba los llaveros, postales, lápices, tazas y demás tonterías del centenario, la gente se iba agolpando tras las puertas de cristal que mis nuevos compañeros del cine intentaban mantener cerradas hasta que fuera la hora. De repente, la encargada del cine sale de la oficina con cara de haber visto un fantasma y nos da la noticia. Debido a la pelicula de hoy "La Violetera" de Sara Montiel, la actriz ha decidido asistir al evento. Casi no le dió tiempo a terminar esta frase cuando vemos, entre la multitud, una avalancha de cámaras y micrófonos pegados a sus respectivos periodistas que se hacían hueco entre la multitud a la espera de una declaración de la actriz.

Discreción ante todo.

La expectación aumentaba. La gente empezó a preguntarse el porqué de tanta cámara y no tardarían mucho en encontrar la respuesta. Varias caras conocidas empezaron a aparecer por la plaza. Apellidos como Patiño o Mariñas brillaban con luz propia entre una multitud de jubilados que se sentían como en una nube al estar en "el centro de la noticia"; y mientras yo, miraba mi puestecito tan bonito y ordenado intentando memorizar la cantidad de cada cosa para poder saber cuantas pérdidas tendría al finalizar la jornada.

Las puertas se abrieron con el sonido del infierno, y lo que a mi me pareció la asociación mundial de la tercera edad entró en avalancha al vestíbulo del cine.




Fue entonces cuando se abrió la veda.




Bastones, rulos y bolsos de flores campaban a sus anchas por un teatro en el que sus trabajadores luchaban con todo lo que podían para poder controlar el aforo. Por mi parte, yo hacía todo lo que podía para mantener mi puesto en pie. Pasaban por mi lado, lo tocaban todo y cuando intentaba cobrarle a alguien, tres manos mas aparecian de la nada cogiendo más cosas. Intenté ser amable y sonreir todo lo que pude, pero eran demasiados y yo no tenía refuerzos. Uno de ellos me dijo: "pues chica si no sabes defender tu puesto tu sola no deberían haberte dado este trabajo". Más tarde me percaté de que mientras me decía esto se había llevado dos postales "por la patilla". La gente seguía entrando al cine y yo temía por la seguridad del mismo. Lo tocaban todo y no compraban nada.

-¿Es gratis? - me preguntaban sin cesar.
-No.-decia yo sonriendo mientras pensaba "¿¿Acaso no veis los precios??"

Entonces, la prensa tuvo su golpe de suerte y el acabose comenzó. La señora Montiel hizo su aparición junto a sus hijos y un par más de personajillos del mundo del corazón. La prensa enloqueció; los jubilados se alborotaron; los bastones volaban de alegría y allí no se sentaba ni el tato. Los trabajadores del cine luchaban sin éxito intentando hacer a la gente entrar en la sala; puedo jurar que incluso vi a uno casi amenazando a un grupo de señoras que se asomaban desde la barandilla de la escalera a punto de caerse para ver lo que estaba pasando.

Una señora comenzó a preguntarme por los precios de todo sin nisiquiera mirarme a la cara. A lo que yo respondí:

-Mire señora, la pelicula tiene que empezar y usted tiene que entrar en la sala así que si no va a comparme nada no haga el teatro de que está interesada y haga el favor de ocupar su asiento.

Tras tirarme un llavero a la cara, conseguí que -aunque indignada- entrara en la sala y poco a poco mis compañeros hicieron lo mismo con los demás.


Ni siquiera pude ver a Sara Montiel. La lleveban en el centro de una multitud de periodistas y mujeres mayores que le gritaban lo guapa que estaba desde lejos. La pelicula comenzó una hora tarde porque tuvo que firmar el programa a un centenar de personas que no la dejaban sentarse si no lo hacía y que, según declaraciones de los acomodadores, casi la tiran al suelo.

El vestíbulo de los cines Callao mostraba la imagen de una guerra recién terminada. Posters de peliculas arrancados en el suelo, pisadas por todas partes, basura y marcas de baston por toda la moqueta. Mi puesto no reflejaba un aspecto mejor. Las postales estaban por el suelo, no quedaba ningún precio en su sitio y juraría que había menos llaveros de los que yo había vendido...



...aún así sobrevivimos.



Después de todo, la tarde no se dio tan mal. Durante la pelicula volvimos a montar el teatro y lo dejamos bastante presentable.A la salida, vendí más cosas de las que había vendido nunca y tras el inventario, mis perdidas solo ascendían a 4 postales y 2 llaveros, lo cual no estaba tan mal viendo la situación. Además, gracias a Sarita Montiel, el ayuntamiento de Madrid acabó pagandome 2 horas extras; las mismas que tuvo de retraso la pelicula.



Aun así, no se si lo volvería a repetir.





Una vez mas, los jubilados ganan el asalto.



P.

martes, 17 de agosto de 2010

La tienda de souvenirs y las guiris impacientes

Todos los trabajos tienen una parte buena y una mala. Lo malo de mi situación es que no tengo estabilidad en absoluto. Nunca se cuanto voy a cobrar este mes o el siguiente; lo bueno es que parece ser que, sin quererlo ni beberlo, me he convertido en la imagen oficial del centenario de Gran Vía en Madrid. Mi jefa acaba de llamarme para decirme que los representantes del ayuntamiento han llamado para solicitar a una azafata que cubra todos los demas eventos que tienen que ver con el centenario, y que han preguntado expresamente por mi.

La verdad es que es normal. "Porque yo lo valgo". No todo el mundo tiene talento para sentarse en una silla y vender lápices y llaveros a 5 euros. Aun así no puedo quejarme, como siempre digo "dinerito para el bolsillo"; así que parece que no me quitaré el uniforme de cucaracha en un futuro próximo...

Mi primer cometido, siguiendo con localizaciones clave de Madrid, será en la oficina de turismo ubicada en la Plaza Mayor. Prece ser que dentro de la misma oficina donde todos los días se agolpan guiris con gorros horteras, gafas de sol y calcetines y chanclas, hay una mini tienda de souvenirs con merchandaising oficial de la ciudad de Madrid y el centenario. Mi jefa me informa de que empiezo de 15.00 a 21.00. -Genial- pienso. -Al menos no tendré que madrugar y encima tengo toda la mañana libre.

Sobre las 9.30 me suena el teléfono. Corto el sonido pensando que era la alarma y me doy la vuelta en la cama. -Hay que ver lo bien que sienta dormir tarde los sabados-. Ni un minuto más tarde, mi móvil suena de nuevo. Esta vez me despierto, y acordandome de la familia del sr. que inventó el móvil contesto.

-Diga?
-Hola buenos días. ¿P.?
-Si...S****a?¿qué pasa?


Era mi jefa.


-Si verás, es que hubo un error con tus horarios, y me acaban de llamar de oficina de turismo...deberías estar alli hace media hora!-

Como puedo me incorporo en la cama intentando entender lo que ocurría.

-¿Cómo?- alcanzó a preguntar.
-Si, que ha habido un error. Ellos ya saben que vas un poco más tarde, así que vistete y corre para alli.

Tropezando con todo lo que me encontraba por el camino y todavía con los ojos pegados. Me enfundo el traje de supercucaracha, y sin nisiquiera ducharme, cojo lo primero que encuentro en la cocina y me voy corriendo al metro, todavia con el maquillaje del día anterior en la cara y peinandome por el camino. Aún así, tardé casi 40 minutos más en llegar.Afortunadamente no había sido culpa mía, y tras pedirme disculpas por la confusión, la persona que se encargaba de la tienda se largó dejándome allí sola con una libreta y un par de instrucciones.

Al parecer, mi cometido era el mismo que en la exposición de Gran Vía, solo que con algún que otro cambio. Tenía que sentarme y vender cosas de Madrid, hacer caja y rellenar un cuestionario sobre cada persona que entraba en la tienda. Nacionalidad, edad y esas cosas... lo mejor de todo? que no debía preguntarlo. Tenía que averiguarlo por mí misma.

Varias personas entraron a ver qué había, pero muy pocas compraron. Aún así, yo hacía mi trabajo.
-mmmm, hombre. mmm 32 años?? si mas o menos eso. Casado? mmm esa tia parece su mujer...voy a poner que si...y parece...bueno yo diría que es por lo menos aleman; si, aleman...-

Así iba pasando una mañana sin fin, en la que lo único que hacía era ver extranjeros pasar y nadie comprar. De pronto entraron una mujer mayor y su hija adolescente. Eran inglesas, o al menos eso fue lo que yo puse en el cuestionario. Empezaron a coger cosas y a ponerlas en el mostrador. Muchas cosas. Libros, dos guias turisticas, pegatinas, lapices, pins a 3 euros.... yo no cabía de asombro preguntandome si realmente iban a comprar todo eso. Cuando se dieron por satisfechas, un cuarto de la tienda se encontraba sobre el mostrador, y una servidora las miraba asombrada tras el. Les pregunté si se iban a llevar todo eso y me dijeron que sí, así que empecé a separar las cosas para cobrarlas. Mi jefa estaría encantada...según me había dicho, allí nunca se vendía nada, y llego yo y se llevan la mitad de la tienda...me van a adorar!

De repente, y cuando ya había terminado de pasar todos los articulos, los había envuelto de regalo y los había metido en 14 bolsas diferentes con el simbolo del ayuntamiento de Madrid, el ordenador dice que no me abre la caja. Mi jefa me advirtió que a veces se atascaba, y que lo que tenía que hacer era reiniciar el programa.

Reinicié el programa.

No hubo suerte.

Reinicié el ordenador.

No hubo suerte.

Reinicié el programa otra vez. Pasé todos los códigos de barras de nuevo uno por uno.

No hubo suerte.


Sin saber qué hacer y ya con las guiris un poco nerviosas, llamo a mi jefa que se encontraba en una comida familiar. La responsable de la tienda me llamó pasados unos 5 minutos. Al parecer había una manera de abrir la caja a la fuerza, pero hacía falta una llave que se guardaba en el **** del almacén. (evidentemente no voy a revelar dónde; no quiero ser la responsable de un posible delito).

Entré al almacén intentando calmar a las guiris que ya se miraban entre sí con cara de -vamonos de aquí-, y empecé a mirar en todos los sitios en los que podía estar la dichosa llave. Aparté un par de cajas, vacié un par de paquetes, alcancé con mucha dificultad una cajita pequeña escondida tras unos libros, y la llave no aparecía. Pero yo iba a encontrarla. Se había convertido en un reto.


Tras desmontar más de la mitad del almacén, encontré por fin una llave pequeñita, mucho más a la vista de lo que yo pensaba; y pasando por encima de todo lo que había tirado al suelo por fin volví al mostrador, donde me encontré con un montón de bolsas y una nota encima de ellas que decía : "Lo lamentamos pero nos vamos. Gracias por todo".




Se habían ido.

Las guiris se habían ido y yo había perdido mi superventa. El almacen estaba hecho un asco, la tienda patas arriba; la mitad de los productos envueltos para regalo y, para mas inri, esa no era la llave correcta.






La llave correcta se encontraba en el primer cajon del mostrador, en el mismo manojo de llaves que mi jefa me había dado en primer lugar, y que yo había usado para abrir el almacén.



En fin.



P.

lunes, 9 de agosto de 2010

Fiestas de San Isidro 2010 (o como no se puede hacer más el ridículo en menos tiempo)

San Isidro. Fiesta de Madrid por excelencia. Chulapos y chulapas caminan por doquier mientras en la calle Gran Vía se preparan fuegos artificiales, conciertos y demás actos de entretenimiento para celebrar esta fecha tan significativa para los madrileños. Sin embargo para mi tiene un significado especial...es el día que termino en la exposición de 100 años de Gran Vía.

Tras un mes aguantando acosos y tortura por parte de las chirriantes voces diabólicas provenientes de un documental atroz, mi mente y mi cuerpo son libres para no volver nunca más. Ataviada todavía con mi traje de cucaracha y portando conmigo mi ordenador portatil en una mochila, me dispongo a huir del centro camino a casa para darme una larga ducha cuando me topo con una de mis compañeras de piso por el centro de Madrid.

-Tia, vamos a celebrar San Isidro, ¿te vienes?-

Casi sin darme cuenta me secuestran y, sin poder negarme me encontré -en un abrir y cerrar de ojos- sentada en un bar con una jarra de vino enfrente. Ni que decir tiene, que yo no bebo; de hecho, los que me conocen lo pueden confirmar...por lo tanto no es de extrañar, que sin querer pierda los papeles cuando me emborrachan a traición.

El rato fue de lo más agradable, copas, risas y tapas parecían no tener fin; y yo podía notar como con cada sorbo me costaba más y más enfocar la vista... La cosa es, que tampoco me dejaban parar...mi copa se regeneraba! no terminaba de tomarme una cuando antes de que me diera cuenta aparecia otra copa de vino delante de mi. Aún así, la noche fue muy bien...la parte que recuerdo, claro. Se que bajé al baño una par de veces porque el vino me da ganas de hacer pis; y se que bajé a invitar a una ronda tambien.....


....o eso pensaba yo.



Mi versión de lo que estaba pasando / y lo que realmente pasó:

-Mi versión: Bebí un par de jarras de vino tinto mientras hablaba apaciblemente con mis amigos sobre San Isidro y lo maravilloso de esta fiesta, los camareros iban y venían y todo eran sonrisas. Una mujer mayor me pidió que le dejara pasar por favor. Fue un rato de lo más agradable.

-Lo que realmente pasó: Nadie puede decir con exactitud cuantas jarras bebí; parece ser que nos llamaron la atención por comer comida del exterior dentro del bar y yo, con las gafas de sol puestas a las 9 de la noche, no paré de vacilar a unos camareros que no dejaban de decir que a la proxima nos tendríamos que ir; en venganza a esto, derramé un paquete de patatas fritas en el suelo del bar, provocando el resbalón de una señora mayor que casi se mata; las mismas patatas fritas que, al parecer, luego me comí e intenté que los demás también comieran.





-Mi versión: La luz del bar era bastante oscura; recuerdo pensar que porqué no encendían más luces. Recuerdo que todo el mundo me cayó genial y tuve conversacíones agradables con todos.

-Lo que realmente pasó: Me pasé toda la noche con las gafas de sol puestas, no veía un carajo y, al parecer, se me antojó preguntarle a todo el que me encontraba por el bar que porqué ellos no se las ponían también. Hay quien dice que se me antojó decir la palabra "bikini" a todo el mundo. Osea que yo era una individua que iba por el bar vestida de cucaracha con las gafas de sol puestas y gritandole "BIKINI" a la gente....





Mi versión: Bajé para invitar a una ronda.

Lo que realmente pasó: Pedí una ronda entera y, tras preguntarle al camarero porqué no se ponía las gafas de sol y porqué no llevaba bikini, me di cuenta de que no llevaba dinero...un amigo de mi compañera de piso tuvo que pagar la ronda a la que Yo iba a invitar. Según dicen, seguí asegurando que había pagado yo...




Mi versión: Fui al baño un par de veces porque me hacia pis...

Lo que realmente pasó: Tras tropezar por la escalera varias veces (no veía una mier** con las gafas puestas), intenté colarme dos veces en la cola del servicio de señoras. Al no dejarme me colé corriendo en el de caballeros empujando, entre otros, a un niño de 9 años que esperaba su turno apaciblemente.






Conclusión 1. Fue una gran tarde y lo pasé genial aunque al día siguiente me doliera la cabeza significativamente y me despertara con el uniforme de cucaracha todavía puesto. (zapatos incluidos)

Conclusión 2. La gente de Madrid tuvo mi propia versión de la fiesta de San Isidro, en la que una empleada con uniforme del ayuntamiento se pasea por el centro con una mochila y las gafas de sol puestas de noche, preguntandole a gritos a todo el que se encontraba por su bikini...

Conclusión 3. A pesar de todo, el portátil sobrevivió.





RESULTADO:

San Isidro: 1   
 P:  0






P.

viernes, 6 de agosto de 2010

Los 20 minutos más largos de la historia y el autobús de línea


En el sur siempre se dice que los madrileños son unos bordes, tópico contra el que a mi me gusta luchar puesto que aquí he conocido gente digna de una reverencia; aún así, debo decir que a veces la regla se confirma y que cuando el río suena,
algo de agua lleva siempre.
Me encontraba yo en compañía de mi compañera de piso volviendo del centro después de una tarde llena de escaparates y tiendas, cuando ya cansadas de probarnos ropa que no nos podíamos permitir, decidimos –para variar- coger el bus de camino a casa en lugar del metro. Yo dudé al principio; a mi me encanta el metro y creo que es un sistema fácil y mucho más rápido que el autobús. Aún así ella me recriminó que este autobús en concreto tarda menos y que estaremos en casa mucho antes y más cómodas que si cogiéramos el metro.

-Venga P. Ya verás como te gusta!-

Me convenció. Así que sin darle más importancia nos dirigimos hacia la parada del bus, donde ya se podía apreciar una cola de gente esperando. El bus tardó unos 15 minutos en llegar (tiempo que el metro hubiera tardado en recorrer 6 de las 7 paradas que nos separan de casa). Al entrar, todo el mundo se fue al fondo y nos sentamos en los asientos de la parte delantera. No llevaba ni 3 minutos sentada cuando observo a una señora mayor que me mira fijamente con no muy buena cara. Decido no ser paranoica y sigo hablando con mi compi, cuando de repente se oye:

-Desde luego se ve que tienes que ser de aquí para tener educación y cederle el sitio a la gente mayor….parece que hoy en día los jubilados ya nos valemos para nada…-

Cuando oí esto me di la vuelta para ver que todo el mundo de esa zona del bus me miraba a mi fijamente. Si; estaba sentada en un asiento reservado para personas mayores…pero no me di cuenta!. Lentamente me levanto y le cedo el sitio no sin antes llevarme un golpe de bastón en la pierna y otra mala cara. No se vosotros pero yo no oi las gracias.


Con cara de tierra trágame y sintiéndome observada por todo el autobús, nos intentamos camuflar con el resto de la gente andando como podíamos hacia la parte trasera de éste cada vez más llena. Solo pudimos avanzar hasta el hueco de la puerta de salida. Un par de asientos más se quedaron libres pero no tuve las fuerzas para sentarme, no fuera a ser que alguno de aquellos jubilados me atizara de verdad.

Tras un par de paradas más llegamos a la zona de Atocha y la gente se agolpó contra la puerta. Cuando las puertas se abrieron mi compi y yo nos apilamos contra la barandilla mientras la gente iba saliendo a empujones. De repente me percato de una señora que se encuentra detrás nuestra. La miro. Me mira, y entonces me dice:

-¿Pero no vais a bajar?-

-Mmmm….no.-decimos nosotras con cara de ¿es evidente, no?

-Pero bueno!!- gritó la señora- Como se puede tener tan poca vergüenza!! Estar entorpeciendo el paso de la gente que quiere salir…

Mi amiga y yo no sabíamos como reaccionar. Todo el autobús estaba mirándonos y esa señora no paraba de gritar lo malas personas que éramos. Tras todo esto, me dio un empujón, me quitó de en medio y se fue, todavía gritando mientras andaba.

Yo no sabía donde meterme. Mi amiga se reía y la gente nos miraba. Acababan de decirme sinvergüenza por segunda vez en quince minutos en el mismo autobús.

Nos pusimos en marcha de nuevo. Yo, ya mas enfadada que otra cosa y queriendo matar a mi amiga por hacerme subir al maldito autobús cuando paramos en otro sitio. Para que no me gritaran más, y para dejar que la gente pudiera salir, me bajé del bus, dejo que la gente saliera y me volví a subir, cuando de repente observo que todo el pasaje se encuentra mirándome de nuevo en silencio.




-Y ahora QUE???- pensé.





-¿SEÑORITA?¿señorita?-

Era el conductor del autobús. Lo miré con cara de –y ahora que co*o quieres?-

-Perdone pero la entrada es por aquí delante. No se qué le habrán enseñado pero en Madrid el autobús se paga. ¿O es que tiene usted más derecho que nadie a viajar gratis?-



No podía creérmelo. Ni siquiera sabía qué decir.



-Vamos; no nos vamos a ir hasta que baje o pague su billete. La he visto colarse por la puerta de atrás.




Fue exactamente en este momento cuando exploté.



-Mire usted-empecé sin preocuparme por mi nivel de decibelios.-He pagado mi billete una de las primeras, me han puteado por no ceder un sitio, luego cuando me he kedado de pie, me han gritado y me han empujado, y ahora que he bajado dos segundos para que la gente pudiera salir, usted me dice que no he pagado. La mitad de este bus me ha visto aquí dentro desde el principio, pero está visto que la gente aquí prefiere escupirte a decir que es cierto, así que si usted quiere que pague, aquí está mi abono, pero podría fijarse mejor, ya que dice que ve tan bien.



El bus entero se quedó en silencio.


Demasiado tiempo. De repente una vocecita se oyó a mis espaldas;

-Si, yo las he visto. Llevan aquí desde Sol.

Eso pareció ser suficiente para proseguir el camino.



Balance del peor viaje en autobús de línea de la historia:

Duranción: 20 minutos

Reyertas: 3

Agresiones físicas: 2

Gente queriendo acabar con tu existencia: 57

Gente riéndose de ti: 1

Tiempo extra del trayecto supuestamente por tu culpa: 15 minutos.

Veces que volveré a subir: 0



P.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Mi cumpleaños, el paquete extraviado y la pareja de jubilados



Este año me toca celebrar mi cumpleaños sola en la gran ciudad. Es una fecha que desde hace años no me ilusiona demasiado, y tener que pasarla lejos de los míos no lo hace más fácil. Al menos se que hay una sorpresa de camino. Mi novio, el cual vive muy muy lejos, me ha enviado un paquete con mi regalo de cumpleaños, el cual debería estar aqui entre hoy y mañana...que nervios!! hacía mucho tiempo que no me ilusionaba tanto por mi cumple...

DOS DÍAS MÁS TARDE...


Vaya! que raro. Después de dos días mirando el buzón por la mañana y por la noche me empiezo a preocupar e impacientar por el paquete. -Debería haber llegado hace un par de días...- pensé. Mi novio decía que era cosa del correo, que seguro que se estaba retrasando y que no me preocupara....




...fue entonces cuando me percaté del tremendo error.



Mis ojos no podían creerlo cuando me di cuenta de que, en mi más prfunda idiotez, le había dado a mi novio una dirección erronea. Es lo que tiene, llevar viviendo aquí poco más de un mes, que no me se mi dirección todavía, y resulta que en lugar de decirle nº6, le escribí nº2; portal equivocado, mismo piso.

Casi sin pensarlo y todavía en pijama, me calzo las zapatillas (del revés por cierto) y salgo corriendo calle abajo buscando como una loca el portal número dos. La puerta estaba abierta y entré. Llamé al piso y escuche un -ya vaaaaaa- procedente del interior. Mi cabeza solo podía pensar -por favor que no estén locos, por favor que no estén locos, por favor que no estén locos....



Evidentemente, no tuve suerte.




La puerta fue abierta por un señor de unos 104 años que casi no podía andar y que me miraba tras unas enormes gafas de cristal gordo. A través de una rendija de la puerta me dijo -Si?- a lo que yo respondía con la mejor de mis sonrisas:

-Hola, me llamo P. (sonrisa) y soy su nueva vecina del portal nº6. (sonrisa) Como todavía no me se mi dirección he cometido el error de dar su dirección en lugar de la mía y probablemente les va a llegar por correo un paquete para mi. Me harían un gran favor si lo recogen en mi nombre (sonrisa)(sonrisa)-

-¿Como?-

-Hola, me llamo P. y me acabo de mudar aqui al lado. Estoy esperando un paquete de correos y por equivocación les va a llegar a ustedes. ¿Podrían recogerlo en mi nombre?-

-¿Donde ha dicho que vive?

-Aquí al lado, en el número 6.

-Eso es mentira.

-¿perdon?- pregunté yo.

-Que eso es mentira. Usted no vive aqui al lado.

-Pero caballero, claro que vivo aqui al lado en el nº6....

-Eso no es posible porque aquí al lado esta el número 4 y no el 6. Usted está intentando engañarme!!

-¿Como? No! espere, vivo dos portales más arriba; en el número 6!!

-Bueno y qué quiere?- contestó el hombre cada vez más malhumorado.

-Como ya le he dicho, estoy esperando un paquete que mi novio me ha enviado. Por equivocación le he dado su dirección en lugar de la mía; así que me gustaría que me recogieran el paquete o que me avisaran de su llegada, si no les importa. El envío viene de muy lejos y no quiero que lo devuelvan por una equivoación mía...

-Bueno, ¿y como la aviso?

-Si pudiera hacer el favor de llamarme, o puedo llamarle yo....siento mucho las molestias pero me harían un gran favor...

-Tome mi número, puede llamarme aqui- me dijo el señor y me alargó un trozo de papel donde ponía "Juan" y un número de tlf.

-Muchas gracias Juan- dije. - Le llamaré mañan...



No em dejó despedirme. Sin nisiquiera decir adiós me cerró la puerta en las narices. Aun así me fui a casa bastante positiva. Los vecinos eran un poco raros pero iban a recoger mi paquete. Mi regalo de cumpleaños estaba casi aquí!.
Al día siguiente llegúe de trabajar y decidí llamar a Juan para ver si había habido suerte con el correo. No me esperaba la respuesta.


-Hola, ¿Juan? si, soy P. la vecina del nº6, hablamos ayer. Solo quería saber si había llegado algo para mi y ...

-No queremos saber nada de usted señorita ¡así que no llame mas!

-Disculpe? -dije yo perpleja.

-Si! No queremos saber nada de usted ni de sus lios con las drogas. No llame más y no venga a molestarnos o llamaremos a la policia!!-

Yo no daba crédito. -Juan? disculpe la molestia, pero creo que aquí ha habido algún tipo de malentendido...

-No hay ningún malentendido! mantengase lejos de mi y de mi casa!-

-Pero oiga!-dije yo. -Si me permite iré a su casa ahora mismo y podremos aclarar esto en persona ¿de acuerdo?

-...............................................De acuerdo.


Todavía temblando por la conversación. Cogi mi bolso y un par de cosas más (viéndome venir lo que iba a pasar) y salí en dirección al nº2. Por el camino pensaba: -Por supuesto que no iba a tener la suerte de que mis vecinos fueran un matrimonio jóven o un grupo de estudiantes alquilados!! tenía que ser una pareja de jubilados acojonados y paranoicos de que cualquiera quisiera robarles o matarlos!...


Llegué al nº 2 y entré. Con toda la educación del mundo, le expliqué al hombre la situación de nuevo y le pedí que me dejara entrar en su casa. Me presenté a su mujer, una anciana de unos 90 años en silla de ruedas y que en esos momentos veía el programa "Gente".

-Por supuesto- pensé.

Pedí permiso para sentarme y empecé a sacar papeles del bolso...


-Verán- dije. -Me llamo P. y aquí puedo demostrarlo. (les di mi dni con mi foto). Me he mudado a Madrid hace menos de un mes al nº 6 de esta calle; (saqué mis llaves) si quieren venir conmigo y comprobar que estas llaves abren el nº 6 estaré encantada de demostrarselo. Aun así, aquí pueden ver el contrato de alquiler (les puse el contrato sobre la mesa). Este es mi novio (saqué la foto de mi cartera); vive en USA.

-Huy que lejos!- dijo la señora.

-Si señora, muy lejos-contesté yo. -Como pueden comprobar por mi dni, hace dos días fue mi cumpleaños. (observé que el hombre miraba mi dni con una ceja levantada).

Fue entonces donde decidí jugar la carta de dar pena...

No he tenido regalos este año, no lo he pasado en compañía de nadie y esto es lo único que espero. Pero he cometido el error de dar su dirección en lugar de la mía. No estoy metida en drogas ni soy una delincuente. (a continuación me abrí el abrigo). Pueden comprobar por mi uniforme que trabajo en Gran Vía para el ayuntamiento de Madrid. Y si no se lo creen, pueden venir a verme mañana de 11 a 19h. Lo único que les estoy pidiendo como vecina, es que me recojan ese paquete y me lo devuelvan, o en todo caso que le digan al cartero que lo traiga al nº6, o que me den el aviso cuando llegue. Eso es todo.

-Ya señorita, pero usted tiene que entender que no nos podemos fiar de nadie, y menos con los tiempos que corren...


-Lo se; pero no creo que la manera en la que usted me habló fuera la apropiada tampoco.- dije y acto seguido les puse el dni en mitad de la mesa de nuevo. -Miren, aqui les dejo mi carnet. Es suyo. Cuando el paquete llegue; ábaralo, y si resulta que es droga, denúncieme.-

Aquello pareció ser bastante. Me pidieron mi telefono y me dijeron que me llamarían si llegaba algo; luego me dijeron por favor que me fuera y me volvieron a dar con la puerta en las narices. Al parecer, iba a tener que arreglarlo sin su ayuda.


Los siguientes días fueron una odisea intentando llamar a correos entre mi novio y yo, localizar el código del envío y bloquearlo antes de que llegara a manos de mis vecinos...


...tuvimos mucha suerte, pero lo logramos.


Encontré mi paquete en la oficina de correos del barrio de al lado, el día antes de que fueran a devolverlo a USA. Había llegado dos días antes de que me diera cuenta del error a casa de mis vecinos.....




...y habían dejado 3 avisos distintos en su buzón.



P.

lunes, 2 de agosto de 2010

¿Sabes que Gran Vía cumple 100 años?

Después de unos cuantos días en mi tierra natal estoy de vuelta en la Gran Ciudad. A pesar de haber sido cortos, estos días me han servido para despejarme bastante y ya estoy lista para proseguir mis aventuras por Madrid. Además, parece que todo son buenas noticias porque nada más llegar a casa mi jefa ha solicitado mi presencia en su oficina; parece ser que hay una buena oportunidad de sustitución esperando y quieren enviarme expresamente a mi.

Tal y como llego a casa suelto la maleta, me doy una ducha rápida y menos de una hora después ya estoy sentada con mi jefa que me informa de que tiene un trabajo para mí que durará todo un mes y en el que parece ser que no tengo que hacer mucho. -Esto pinta bien- pensé.

Resulta que la Gran Vía, (calle principal de Madrid) cumple 100 años y el ayuntamiento de Madrid ha solicitado un par de azafatas para ciertos eventos, uno de ellos en concreto, consistiría en hacerme responsable de la venta de merchandaising oficial del centenario, o como yo lo terminé llamando : estar todo el dia al lado de una mesa llena de lápices y llaveros sin hacer nada. Trabajaría durante un mes entero y en un principio las condiciones que me ofertaron eran en verdad suculentas:

-Trabajaría un mes entero de Lunes a Viernes.
-Empezaría a las 11 de la mañana y estaría alli hasta las 7 de la tarde.
-Cobraría más dinero del que nunca he cobrado por un mes de trabajo.

La cabeza me daba vueltas....¿todo ese dinero por currar solo un mes y encima no tenía ni que madrugar? Las espectativas eran maravillosas. Como el trabajo en si pillaba el final de un mes y el inicio del siguiente me lo pagarían en dos veces. No vi ningún problema al respecto, así que al día siguiente me dirigí a la Plaza Mayor de Madrid para que mi nueva "jefa" me viera y me diera las instrucciones y el uniforme pertinente.

Todo estaba preparado, vestida con un pantalón negro y una camiseta - negra también - con el icono de Gran Vía (uniforme al que mis compañeras de piso y yo terminariamos bautizando como "el disfraz de cucaracha") me colocaron detras de un mesita donde a lo largo del día tenía que vender productos como tazas, lapices, imanes y demás, mientras la gente visitaba la exposición y veían un documental sobre la historia de la avenida.

La verdad es que el documental estaba genial, y el primer día lo pasé bastante bien. Trataba sobre la historia de la Gran Vía y te mostraba trozos de peliculas antiguas que habían tenido lugar alli. La sintonía de la pelicula "las chicas de la cruz roja" me alegró el día; me recordaba a mis tiempos de niña cuando solía ver esa pelicula con mi abuela.




El video me hizo sonreir.......








......las 22 veces que lo ví ese día.







La verdad es que el trabajo estaba muy bien..... y no tenía que moverme mucho. Me iban a pagar por no hacer nada!! Sin embargo, al cabo de los días (como siempre) los defectos del plan fueron saliendo a la luz.







COSAS QUE PUEDEN SALIR MAL CUANDO CREES QUE TIENES UN CHOLLO DE TRABAJO:


-El documental con sus chicas de la cruz roja cantando una y otra vez en mis oidos era emitido unas 24 veces al día ininterrumpidamente. Las dulces voces de esas muchachitas subidas en un descapotable que tanto me hicieron sonreir el primer día pronto se tornaron a sonidos satánicos que no me dejaban concentrarme de día, y que tampoco de permitían dormir de noche. Gracias a esa exposición, jamás volveré a tener a mi abuela como referencia de esa melodía, y jamás volveré a sonreir.

-El estar sentada todo el día sin hacer nada tampoco fue muy buena idea. El tiempo no pasaba nunca, las horas se detenían y ningún libro que me leyera ayudaba a solventar tal aburrimiento. Terminé llevandome el portátil que escondía detrás de una camiseta y un par de termos decorados con el icono del centenario.

-Como me aburro, como; y como estoy sentada, engordo. Durante mi tiempo de Gran Vía engordé 3 kilos y una talla de pantalón. (ya desaparecidos, menos mal).

-Estando en Gran Vía aprendí que los guardas de seguridad también se aburren. Durante un mes tuve que aguantar el "acosonosolamenteamistoso" de uno de mis compañeros a la fuerza. Tras dos semanas empezó a pasarse de la raya seriamente. Su superior se percató del tema y lo despidieron. No me faltaron ganas de echarlo a mi manera la verdad.

-El sueldo no resultó ser tan bueno la verdad. Tuve que trabajar dos fines de semanas seguidos y estar sin descansar durante 16 días. Según mi jefa, el importe que ella me dió era bruto y no neto, por lo tanto al final no resultó ser tan buen negocio.


Aún así, fui la imagen de la Gran Vía durante un mes. Fue muy estimulante compartir esos momentos con la gente...en especial los que no paraban de quejarse diciendo que porqué habían puesto a una andaluza que no sabía nada de Madrid como imagen de una de las calles más simbólicas de la capital...





...mi nombre figuró en una de las quejas del llibro de visitas.






...En el fondo creo que tenían razón.




P.